School policy was that any interference with their means of monitoring students’ computer use was grounds for disciplinary action. It didn’t matter whether you did anything harmful — the offense was making it hard for the administrators to check on you. They assumed this meant you were doing something else forbidden, and they did not need to know what it was.

Students were not usually expelled for this — not directly. Instead they were banned from the school computer systems, and would inevitably fail all their classes.

Richard Stallman, The Right to Read

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Amazon, Kindle Terms of Service

Hay días en los que uno se levanta y descrbre que alguien ha hecho el artículo perfecto (y no me refiero a ese otro artículo perfecto) La magistral mano de Mark Pilgrim (que lo mismo te hace un fregado que un puchero, que te crea feedparser que te escribe el maravilloso dive into python) ha comparado magistralmente en seis actos las condiciones de servicio del cacharro de moda (el kindle de las partes nobles) con pasajes de la literatura cacotótipa favorita de todos los tiempos.

El listón tecnológico lo marcan las modas y las modas, mi queridos dogos, la marcan los morningsingers de siempre a los que vosotros, con vuestro voto y comentario, dais voz. El rasero tecnológico, continúo, no queda definido por lo que puede ser sino por lo que vemos y la gente, más tarada cuando más grita y más asiente, asocia capacidad con realidad y tiende ‘en esa ilusión de capacidad tecnológica’ a polarizarse con los ganadores como si del Real Madrid se tratara, despreciando cualquier iniciativa que, aunque más noble, le siga muy de cerca. El rasero de las redes sociales era hasta hace poco myspace y no había día en los que no desease degollar a todos los que me pedían que entraran en la fatídica y estúpida red (como si no tuviera nada mejor que hacer que escuchar, a traición, la recopilación de sus canciones favoritas) el tiempo ha pasadao y la marca de la tecnologia ha pasado a facebook y los mismos que escupen desde sus púlpitos alabando la libertad y diciendo lo malamalisima que es la SGAE (el enemigo de moda), nos «ilustran» sobre las maravillas de las redes cerradas y las aplicaciones propietarias corriendo, eso si, en lustrosos corralitos web, que es lo que se lleva.

Juro que no entro en ciertos blogs, que huyo de ellos como la peste y cuando veo ciertos patrones en varios posts seguidos me sale rápido el dedo de borrar las subscripciones en mi lector RSS, pero cuando uno lee esa magistral comparacion que ha hecho Mark, no puede más que ir directo a Technorati, poner ciertos términos y mirar embobado post y comentarios (imaginándose casi la cara de los que comentan) alabando a lo que dentro de unos meses o años, por las modas y por el que dirán, criticarán con la exactamente el mismo ímpetu y la misma falta de criterio.

Amazón es una empresa que me encanta, no se engañen. Por principios suelo decir lo que acabo de soltar de una empresa comercial, pero, sin ser ni el 5% de arrogante que la empresa gilipollas de moda, han desarrollado un servicio esencial basado en conocer al cliente, en aplicar algoritmos de prediccion y clasificación y en crear un verdadero ecosistema de servicios distribuidos y abiertos (tras pasar la visa, eso si) para que cualquiera con dos perras gordas en el bolsillo pueda usar la infraestructura del gigante para sus desarrollos como ha hecho hace muy muy poquito el NYtimes con la digitalización de su enorme archivo de noticias. A cualquiera que tenga el mismo interés en el machine learning y en las arquitecturas enormes se le hace la boca agua hablando de Amazo, pero ahora, sinceramente, me ha defraudado. Llevamos con lo de la música y el vídeo más de una década y nos vuelven con lo mismo, con la piratería, con las condiciones estúpidas y con el renacer de una guerra que ya saben perdida de antemano. La digitalización de todo lo digitalizable y la conversión de formatos se multiplicará de la misma manera que se han multiplicado las cámaras en los cines y los anticipos de discos días antes en mininova que en las tiendas.
Uno, inocente como es, piensa que las malas ideas nunca tienen éxito a largo plazo, pero de pronto la imaginación se le vuelve a Windows, a los SUV y a Esperanza Aguirre y se da cuenta que la industria, canalla como es, se las sabe todas. La revolución (si es que eso existe) no pasa por los los formatos propietarios, por los cerrojos, por las subscripciones ni por la puntita nada más. La revolución se parece más a la wikipedia que a cualquier supuesto avance que haga babear a los que escriben tras pasar por caja y pasa por el control, el menejo y la migración de los propios datos de la manera que uno decida y por el aprendizaje del manejo de los propios datos como un acto casi de expresión subversiva. La revolución, en esta y otras industrias, pasa por la eliminación de la misma industria. A uno casi no le importa, la inercia que se respira es suficiente para destrozar el mercadeo estúpido de la cultura con dos soplidos, pero lo que molesta es que unos y otros nos intenten tomar por gilipollas. De nuevo.

Mark Pilgrim – El futuro de la lectura

Richard Stallman – El derecho a leer

Un ebook sin restricciones ni historias, con la misma tecnología de visionado y más barato del que vuestros morningsingers no os hablan – Bookeen

Ya que estamos, como bajar mogollon de ebooks gratis de IRC

y una interesante reflexión de porque el mercado del ebook no va a llegar a ninguna parte